“La innovación en la escuela no es simplemente adoptar nuevas tecnologías o metodologías, sino un proceso estratégico y cultural. Requiere liderazgo comprometido, colaboración, conciencia de las tensiones, aprendizaje del entorno y sistemas de incentivos efectivos. Innovar es más que una elección; es un compromiso constante con la mejora y la adaptabilidad, asegurando que la escuela evolucione para enfrentar los desafíos del siglo XXI”.
Fuente: Red de innovación para la Transformación Educativa redinnovacioneducativa.cl
En el escenario postpandemia, la escuela enfrenta una demanda crucial: innovar.
La innovación se convierte en un elemento vital para la supervivencia, y más allá de ser una moda, es el oxígeno que nos permitió respirar durante momentos difíciles. Pero ¿cómo innovar de manera efectiva en la escuela? Algunas claves basadas en investigaciones y experiencias acumuladas refieren:
Innovar es una decisión estratégica sostenida en el tiempo: Los líderes escolares son clave en este proceso. La decisión de innovar debe ir más allá de buenas intenciones y voluntarismo. Se trata de mantener un compromiso a largo plazo, donde lo estratégico se traduzca operativamente. La implementación de la innovación redefine relaciones, estructuras de poder y organigramas, lo que hace que la toma de decisiones sea un desafío constante.
Entorno colaborativo y autónomo: La innovación florece en entornos colaborativos. No se trata de quién lo hace primero, sino de cómo lo hacemos juntos. La autonomía se convierte en un motor cuando existe colaboración entre los miembros del equipo. Compartir prácticas, permitir el error, fomentar la exploración de alternativas y retroalimentarse mutuamente son características de un entorno propicio para la innovación.
Conciencia de la tensión: Innovar implica tensiones. Pretender que la innovación no cause incomodidad es una utopía. Las tensiones surgen desde el anuncio de cambios y se intensifican durante la implementación. Reconocer y gestionar estas tensiones es esencial para abordar cualquier proceso de cambio. La diversidad de perspectivas y experiencias crea un terreno fértil para la tensión, pero también para el crecimiento.
Contexto: mirar fuera para innovar dentro: Las escuelas a menudo se enfocan demasiado en sí mismas, ignorando lo que sucede en otras instituciones educativas. Mirar hacia afuera, aprender de experiencias distintas y distantes, no para copiar, sino para inspirarse y adaptar innovaciones a las particularidades locales, es fundamental. La innovación se nutre de la diversidad de enfoques.
Incentivos para impulsar la innovación: Iniciar procesos innovadores es aventurarse en territorios desconocidos. Establecer incentivos es clave para convertir la innovación en un hábito arraigado en la cultura escolar. Reconocer y visibilizar las iniciativas exitosas, destacarlas y convertirlas en prácticas institucionales contribuye a fortalecer la cultura innovadora.
La innovación en la escuela no es simplemente adoptar nuevas tecnologías o metodologías, sino un proceso estratégico y cultural. Requiere liderazgo comprometido, colaboración, conciencia de las tensiones, aprendizaje del entorno y sistemas de incentivos efectivos. Innovar es más que una elección; es un compromiso constante con la mejora y la adaptabilidad, asegurando que la escuela evolucione para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
Miguel Antonio Rivera
Director Liceo Bicentenario Víctor Jara Martínez.
Comuna Peralillo, Región del Libertador Gral. Bernardo O´Higgins.